lunes, 25 de abril de 2011

Un nuevo Camino.



La última etapa se había convertido en algo más larga de lo previsto, la avería en el freno hizo que me quedará bastante antes de Palas de Rei... pero bueno... era un mal menor... por la mañana con la cabeza fría me dí cuenta, que es muy fácil tener una avería que te haga no llegar... 900 Km son muchos para una bicicleta y un ciclista sin experiencia en mecánica...

Como casi todos los días la mañana amaneció fría... pero estamos en Galicia y los continuos sube y baja te hacen entrar en calor rápidamente. A pocos km de llegar a Santiago, me encontré a dos catalanes que también habían dormido en el albergue de Gonzar... nos unimos en un trio muy divertido... que se paraba en cada bar que encontraba a su paso para bridar por el final del Camino (con clara de gaseosa, no fuese el caso de dar positivo en un control de la Guardia Civil.) Poco a poco llegamos a las últimas rampas del Camino, las del Monte do Gozo... ya no recordaba... que duras son... pero la ilusión de divisar Santiago desde lo alto las hace más llevaderas.

Esta vez llegué a la plaza del Obradoiro desde la parte alta... bajando y no subiendo como en el 2010... bajando las escaleras a pie... con el corazón encogido... Y lentamente me aleje de mis dos compañeros del día... para pararme solo en el centro de la plaza...

Todavía no me había girado a ver la Catedral, antes de hacerlo quería bajarme de la bicicleta y aunque os parezca una estupidez... besar a mi compañera de viaje, Rocinanta, mi bicicleta... casí 900 km juntos... ha soportado todos los golpes del Camino, el agua de la lluvia, el barro, el polvo, los arañazos de las ramas... Después si me giré a contemplar la fachada de la Catedrál... bella, especial, única... No pude contenerlas... las primeras lágrimas inundaron mis ojos, imagenes de los últimos días recorrian mi mente... los momentos de flaqueza, los momentos de sufrimiento pasarón rapidamente por mi mente... para finalmente quedarme solo con los momentos fantásticos vividos... La satisfacción de cada final de etapa, las conversaciones en los albergues, las planificaciones conjuntas de la siguiente etapa, las sorpresas del Camino... Como en todos los anteriores Caminos, recuerdo con especial cariño a los ancianos de los pueblos, colocados estrategicamente para orientarte... Se me dibuja una sonrisa al pensar en ellos.

Por primera vez emprendía la marcha solo, por primera vez decidí encaminarme solo hacia Santiago, y así fué como recorrí la mayoría de los Km, solo, pero era tan solo una soledad física. El poder de la mente hizo que no estuviese solo prácticamente ni un instante, conmigo viajaban todos aquellos que me enviaban mensajes, todos aquellos que sabía me seguían, y también todos aquellos que conocía día tras día. Esa es una de las cosas maravillosas del Camino... nunca estas solo, pedalees en soledad, o camines de forma solitaria... siempre tienes a alguien o a algo en tu mente que te acompaña.

Ahora toca seguir el Camino diario, el Camino de la rutina... el cual debemos ser capaces de hacer divertido, único y especial, e ir escribiendo nuevas rutas en el Camino de nuestra vida... hasta que de nuevo pueda volver al Camino de Santiago... esta vez, si todo va bien... mucho más pronto... Si el "Santi" quiere en agosto tengo otra cita con el Camino... pero eso ya es otra historia.

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