jueves, 18 de agosto de 2011

Los Jovenes Alemanes


Una de tantas historias que estoy descubriendo estos días... Cada peregrino es un mundo, cada peregrino tiene una razón que lo lleva a caminar, cada uno de ellos ha dejado su vida para lo que para muchos será simplemente andar... pero todos ellos tienen una historia única e inigualable...

Esta historia es la de un chico alemán que termina su Camino en Finisterre... el solo quería llegar a Santiago... pero en el Camino conoció a la que ahora es su chica... y decidió acompañarla hasta el fin del mundo...

Ya allí deciden volver a casa de nuevo a pie... en autostop... como buenamente puedan... desean estar juntos... el no puede pagar el billete de ella y renuncia al suyo por acompañarla.

El Camino quiso que llamasen a la puerta de mi albergue... fuí yo y no Matteo o Mireia quien los atendió... El Albergue estaba extra-lleno... y yo sabia que dormirían en la iglesia. Pero ellos no... Se asearon y vinieron a la última oración del día. Más tarde cenaron junto a nosotros de nuestra cena...

Finalmente los acompañé a la Sacristía donde dormirían... Estaba a punto de irme a dormir cuando aparecieron ambos... con sus credenciales en la mano... donde podía ver que ya habían terminado su peregrinación... Se sentían culpables por su engaño y querían explicarme la verdad... esa que ya sabéis... ¿Que debía hacer?... Les dí las buenas noches y les recordé la hora del desayuno.

Por la mañana ambos se despidieron de mi con un par de abrazos que no olvidaré... y me entregaron como regalo la piedra que encontraron en el Camino el día que se conocieron mientras comian...

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